La educación supone un ámbito activo crucial en el desarrollo de una sociedad pacífica e igualitaria. Estos aspectos influyen, a su vez, en la generación de una mayor calidad de vida y mayor impacto positivo en el medio ambiente, en el Estado del Bienestar y en la economía. De esta visión parte la ambiciosa agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Marco de Acción para la Educación 2030, cuyo compromiso principal es el de asegurar un porcentaje de completa escolarización global, prestando especial atención a grupos sociales vulnerables o en riesgo de pobreza. De igual forma, contemplan solventar problemas como el abandono escolar prematuro, o la escasa calidad en materia educativa y en oportunidades de aprendizaje. Debido a esto, y en relación al ODS 4 Educación de calidad, se han trazado metas orientadas a garantizar la adquisición de conocimientos, a monitorear la mejora de la calidad de la enseñanza y a la adaptación de los materiales y del contenido educativo a una sociedad cambiante, moderna e informatizada.
A pesar de que a lo largo de los últimos años se ha incrementado el porcentaje de matriculaciones escolares, millones de niños y niñas continúan viviendo situaciones irregulares en materia educativa. De hecho, a pesar de estos niveles en alza, muchos de los estudiantes no alcanzan los conocimientos necesarios para cubrir satisfactoriamente competencias básicas, como la lectoescritura eficiente, el saber histórico general o las operaciones matemáticas de uso común. Por ello, junto al reto de la alfabetización o escolarización, habría que añadir la crisis mundial de calidad en el aprendizaje. Según el Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS, 2017), aproximadamente 617 millones de niños y adolescentes son incapaces de realizar cálculos aritméticos básicos, así como de llevar a cabo una correcta lectura de frases de mínimo nivel literario. Esta desigualdad en las oportunidades de aprendizaje supone un alarmante dispendio de talento y potencial humano que obstaculiza la consecución del ODS 4.
En el ámbito nacional, y según la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, en el que se expresa que el Sistema Educativo Español se rige por principios, en primera instancia, de calidad, cooperación y equidad, la Asociación Española de Normalización, UNE, cuenta en su catálogo con estándares que están en línea con estos principios. Uno de ellos es la Norma UNE-ISO 21001 Organizaciones educativas. Sistemas de gestión para organizaciones educativas. Requisitos con orientación para su uso, que describe un sistema de gestión para todo tipo de organizaciones educativas que quieran demostrar su capacidad para proporcionar, compartir y transferir conocimiento a los estudiantes. Su objetivo es definir un marco, alineado con la Norma ISO 9001, que proporcione unos requisitos mínimos comunes que deberían cumplir estas organizaciones para prestar servicios y productos de calidad a todas las partes interesadas. En este sentido, hay que destacar la Norma UNE 172402 de gestión del servicio en las escuelas infantiles.
Educación y TIC
Las normas técnicas también dan respuesta a las nuevas demandas de la era digital. Es el caso de la Norma UNE 66181 Gestión de la calidad. Calidad de la formación virtual, que especifica las directrices para la identificación de las características que definen la calidad de la formación virtual con relación a los potenciales clientes o compradores. Por otro lado, el incremento del uso de materiales educativos digitales en el aula, así como en otros espacios de aprendizaje, dotan de importancia a normas como la UNE 71362 que incluye directrices para garantizar la calidad de los materiales educativos digitales. En esta línea se encuentra la serie de Normas UNE-EN ISO/IEC 19788, que consta de cuatro partes que definen metadatos específicos para recursos de aprendizaje. Y la serie UNE-ISO/IEC 24751 con requisitos para la adaptabilidad y accesibilidad individualizadas en el aprendizaje electrónico, educación y formación que tienen en cuenta necesidades y preferencia para la prestación de recursos digitales para todos. A este respecto, resultan de utilidad las Normas UNE 139802 Requisitos de accesibilidad del software y UNE 139803 Requisitos de accesibilidad para contenidos en la Web.
La Organización Internacional de Normalización (ISO) ha identificado 47 normas técnicas internacionales que contribuyen a alcanzar las metas del ODS 4.
Actividades de cooperación internacional
Asimismo, las actividades de cooperación internacional que lleva a cabo UNE contribuyen a alcanzar dos de las metas de este Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU que ponen el foco en aumentar la oferta de docentes calificados, incluso mediante la cooperación internacional para la formación de docentes en los países en desarrollo; y en aumentar el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, trabajo decente y emprendimiento. En este sentido, hay que destacar el proyecto de apoyo al Instituto Argelino de Normalización (IANOR) para la implantación de la Norma ISO 26000 de Responsabilidad Social y el apoyo específico para el seguimiento y vigilancia de mercado (PASSEM), con los que se han formado a formadores y funcionarios argelinos en la Norma ISO 26000 y en aspectos relativos a vigilancia de mercado, concretamente en la Norma ISO 17025 y los requisitos de los laboratorios de ensayo y calibración. También se ha llevado a cabo formación de funcionarios en el marco del proyecto de asistencia para promover el desarrollo de la infraestructura de normalización y metrología de Georgia para cumplir con las mejores prácticas de la Unión Europea. En la región de Centroamérica, UNE ha desarrollado el proyecto de servicios de consultoría para la formación y la capacitación (PRAIAA) de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA). Asimismo, hay que destacar la participación de UNE en la formación de funcionarios y técnicos en la región de los Balcanes Occidentales a través del proyecto gestionado por CEN/CENELEC IPA-2015 Infraestructura de la calidad, cuyo fin es la formación práctica en el nuevo marco legislativo en la UE.
Por último, desde un punto de vista organizacional, UNE desarrolla acciones que ayudan a la consecución del ODS 4, como la formación dirigida a empleados para su desarrollo profesional y el desarrollo de normas técnicas para servicios y materiales educativos.
Opinión
Educación para el desarrollo sostenible
José Luis Parra
Director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas
y Energía
Universidad Politécnica de Madrid
En el marco del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el número 4 se refiere a Educación de calidad. Por supuesto, todos los apartados que desarrolla son irrenunciables, pero quisiera destacar, en el ámbito de la educación superior, el 4.7. que indica De aquí a 2030, asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.
Para ello, en el ámbito universitario se vienen poniendo en marcha diversas iniciativas, con intensidad creciente, tendentes a integrar en la formación los valores citados. Esto puede hacerse de dos modos, que no son excluyentes, sino complementarios entre sí. Por un lado, incorporando estos aspectos como competencias de las materias propias de las carreras universitarias, que en cada rama se plasmarán en distintos objetivos de aprendizaje en función de las características específicas de cada una de ellas. En este caso, las normas técnicas constituyen una apoyatura esencial, ya que ponen en contacto los aspectos teóricos con la aplicación práctica en el mundo real. Actividades tales como las prácticas en empresa o seminarios específicos organizados conjuntamente con el sector empresarial, a través de iniciativas como las cátedras-empresa o similares, constituyen modelos eficaces.
Y, por otro lado, poniendo en marcha iniciativas tendentes a que los estudiantes experimenten dichos valores en su vida diaria, tanto en la Universidad como en su entorno, mediante la realización de acciones concretas, formativas o autoformativas, tales como la mentorización; o bien el desarrollo de proyectos de cooperación, en ámbitos que pueden ir desde el entorno local hasta el global. Un ejemplo paradigmático de esto último puede constituirlo el ApS (Aprendizaje-Servicio), a través del que los estudiantes ponen en práctica los conocimientos adquiridos en sus estudios en una actuación concreta que sea de utilidad para una comunidad, y que tratamos de desarrollar en nuestro Centro a través de la Unidad de Emprendimiento Social, Ética y Valores en la Ingeniería.