El uso de normas contribuye al desarrollo de una economía circular
La Comisión Electrotécnica Internacional, IEC, publica cada dos meses la revista e-tech. Aquí se reproducen algunos de sus contenidos, traducidos por la Asociación Española de Normalización, UNE. e-tech incluye reportajes que muestran los beneficios de la aplicación de las normas electrotécnicas internacionales.
Fotografías: metrovancouver.org
Natalie Mouyal
Se lanza al mercado un nuevo teléfono móvil y millones de consumidores lo compran aunque ya tengan uno que funciona. Un televisor se estropea y se reemplaza por uno nuevo, en lugar de repararlo. En un modelo económico lineal, los productos se fabrican, se utilizan y se desechan.
Sin embargo, a largo plazo, este modelo económico es insostenible. Se espera que la población mundial alcance los 9 mil millones en 2050, lo que agravará la demanda de recursos escasos. Los vertederos se están llenando rápidamente, y se espera que la generación de residuos urbanos alcance los 2.200 millones de toneladas en 2025, en comparación con los 1.300 millones de toneladas de 2012, según el Banco Mundial.
Está surgiendo un nuevo modelo económico que redefine nuestro enfoque actual de producción y consumo. Reclama un cambio de paradigma en la sociedad en la que se considere la regeneración y reparación de los productos, los componentes y los materiales. La noción de una economía circular, un tema cada vez más popular, está ganando adeptos no solo entre ecologistas y académicos, sino también dentro de los sectores gubernamentales y empresariales.
IEC está examinando los requisitos para adoptar la economía circular. Se están llevando a cabo estudios en el Comité Consultivo sobre aspectos ambientales (ACEA), que proporciona orientación al Consejo de Gestión de Normalización (SMB) en temas relacionados con el medio ambiente, así como en el Comité Técnico IEC/TC 111 Normalización medioambiental para productos y sistemas eléctricos y electrónicos, que desarrolla la normalización horizontal relacionada con temas ambientales.
e-tech habló con la presidenta de ACEA, Solange Blaszkowski, y con Kaisa-Reeta Koskinen, quien lidera el nuevo grupo de trabajo de ACEA sobre la economía circular, para conseguir un conocimiento más amplio de este tema.
Definición de la economía circular
Solange Blaszkowski, Chair of ACEA
Según Blaszkowski, el concepto de economía circular es una reconsideración de cómo se gestionan los recursos y cómo se perciben los residuos. Afecta a todo el ciclo de vida de un producto, desde el diseño inicial y los materiales empleados hasta el uso del producto, su reparación, reutilización y la transformación de sus piezas en un nuevo producto.
La Fundación Ellen MacArthur, una destacada defensora de la economía circular, la describe como “un enfoque sistémico para el diseño de procesos, productos/servicios y modelos de negocio, que permite un crecimiento económico sostenible ya que administra los recursos de manera más efectiva como resultado de conseguir que el flujo de materiales sea más circular, y reduce los residuos y, en última instancia, los elimina”. Una economía circular se basa en el funcionamiento efectivo de los mecanismos (circulares) existentes, tales como la prolongación de la vida útil del producto, la reutilización, la reparación, la restauración, la refabricación y el reciclaje.
Koskinen da el ejemplo de un teléfono móvil que ya no es necesario. En lugar de desecharlo, se puede vender o se puede dar a otra persona para que lo use. Si se rompe, se puede reparar en lugar de remplazarlo. Del mismo modo, se puede actualizar para ampliar su funcionalidad, por ejemplo, aumentando su capacidad de almacenamiento. Al final, se puede revender o desmontar para extraer las piezas, algunas de las cuales incluirán materias primas secundarias que se pueden reciclar y usar para otros productos.
Sin embargo, el reciclaje de materiales se considera una última opción, ya que solo pueden recuperarse algunos de los materiales, mientras que otros, especialmente los que están presentes en pequeñas cantidades, se pierden. Como comenta Koskinen, “se malinterpreta muy fácilmente que una economía circular consiste en reciclar. Darle otra vida a un teléfono móvil tiene más valor que ponerlo en un contenedor de reciclaje del que solo se pueden aprovechar algunos materiales”.
El tratamiento de residuos se considera actualmente como un coste negativo. Sin embargo, en una economía circular, el residuo es considerado como un activo con valor inherente. Es un recurso al que se le puede dar un nuevo uso. Blaszkowski proporciona los ejemplos de una empresa de impresión y procesamiento de imágenes digitales, y un centro de atención médica en los Países Bajos que incluyen la “recuperación de activos” como parte de su modelo de negocio. Se esfuerzan por mantener los dispositivos en funcionamiento el mayor tiempo posible y, cuando deben reemplazarlos, dan una segunda vida a las piezas útiles de los dispositivos originales, por ejemplo, en dispositivos nuevos; o se reutilizan como piezas de recambio para otros dispositivos. Para adoptar este enfoque, estas empresas se centran en asegurar que los productos sean sólidos y fáciles de reparar rápidamente, por ejemplo, atornillando las piezas en lugar de pegarlas.
El término eficiencia de los materiales se aplica a menudo cuando se discute el concepto de una economía circular. Sin embargo, según Blaszkowski, “este término, que se usa a menudo en Europa, generalmente se malinterpreta, ya que solo se consideran las propiedades de los materiales en sí”. En cambio señala, “debemos pensar en la eficiencia de los materiales como conservación de los mismos”. Se trata de hacer productos más duraderos, eficientes en recursos y reciclables.
La economía circular no debe considerarse simplemente como un medio para mantener el consumo en los niveles actuales. Es diferente a la eficiencia de recursos, que exige el uso de menos recursos para lograr el mismo resultado, pero no desafía el modelo económico lineal actual. En su lugar, observa Blaszkowski, “necesitamos cambiar la mentalidad de los fabricantes y usuarios, y de todo el sistema que lo rodea, así como de las economías que apoyan estos sistemas”.
Implicaciones para los fabricantes
Kaisa-Reeta Koskinen
La creación de una economía circular afectará a todos los implicados en la cadena de valor del producto: los fabricantes y sus modelos de negocio, los consumidores y su comportamiento, y la industria de gestión de residuos.
Para los fabricantes, la economía circular tiene un impacto en los productos desde el momento de su diseño inicial. Como dice Blaszkowski, “puede tener un producto con una larga vida útil, pero que no se puede reparar, por ejemplo, por motivos de seguridad, o un producto que dura menos, pero que es fácilmente reparable. Las compensaciones deben hacerse sobre la base de la aplicación del producto”. Enumera algunos ejemplos que deben considerarse. Por ejemplo, qué tipo de materiales usar (materias primas o materiales secundarios), si los componentes pueden reutilizarse, ampliar el uso del producto al permitir la actualización a las nuevas tecnologías, mejorar la durabilidad del producto y la facilidad con la que se puede reparar y también facilitar la recuperación de ciertos materiales cuando se reciclan. Los modelos de negocio actuales implican muchos obstáculos. “Los modelos de negocios deben estar abiertos a hacer productos que sean lo más sólidos posibles, fáciles de restaurar, refabricar o a usar componentes que puedan recuperarse y reutilizarse en productos nuevos o reutilizados”, dice Blaszkowski.
Los fabricantes también pueden ser reacios a reutilizar componentes o materiales si la calidad no está garantizada. Algunos esquemas de devolución de productos no deseados generalmente solo implican a los que han sido producidos por el fabricante original ya que, en términos de calidad, de esta forma se permite la mejor trazabilidad de los materiales utilizados. Y, debido a que el proceso de reciclaje varía según los países, los resultados no serán consistentes.
Las normas pueden ser una herramienta importante para promover una economía circular. Pueden proporcionar herramientas para medir aspectos como la durabilidad o la capacidad de actualización de un producto, la facilidad con que se puede reparar o reciclar y garantizar la calidad de los materiales reciclados. “Se necesitan normas para toda la cadena de suministro”, comenta Blaszkowski.
"Se necesitan normas para toda la cadena de suministro"
Cambiar la mentalidad del consumidor
Los consumidores deberán cambiar los comportamientos actuales, como la adquisición continua de los últimos modelos de productos. Será necesario adoptar nuevos hábitos, como la reparación o actualización de productos existentes, el uso de productos de segunda mano y la adopción de modelos de arrendamiento de productos. Asimismo, hay que desarrollar nuevos servicios, como tiendas que puedan reparar o renovar productos.
Como observa Koskinen, “requerirá un cambio de la sociedad en su conjunto y no solo de la economía. No tiene sentido que los fabricantes hagan productos que puedan repararse si los consumidores no los llevan a reparar; o si no existen talleres de reparación o las reparaciones son muy caras”. Blaszkowski añade que tampoco tiene mucho sentido que los fabricantes diseñen productos que sean fáciles de reciclar si no hay un sistema para reciclar los materiales o que pueda garantizar la calidad de los productos reciclados. En este sentido, la educación será esencial. Como comenta Blaszkowski, “siempre es una cuestión de educación y del esfuerzo realizado para educar a los fabricantes y consumidores para que aprendan nuevas formas de pensar”.
"Necesitamos cambiar la mentalidad de los fabricantes y usuarios, y de todo el sistema que lo rodea, así como de las economías que apoyan estos sistemas."
Hablar con los comités técnicos
IEC se encuentra actualmente en la etapa preliminar de determinar qué acciones se pueden tomar para respaldar una economía circular y la eficiencia de los materiales. El grupo de trabajo de ACEA sobre la economía circular está analizando los comités técnicos para comprender mejor cuáles están involucrados en la eficiencia de los materiales y la economía circular, cómo se ven afectados y qué tipo de apoyo pueden necesitar.
Sobre la base de los resultados de la encuesta, ACEA podrá decidir si incluir aspectos relativos a la economía circular y la eficiencia de los materiales en la próxima edición de la Guía 109 de IEC, que se utiliza para proporcionar a los comités técnicos consideraciones ambientales para que las tengan en cuenta al desarrollar las normas de productos electrotécnicos. Alternativamente, ACEA podrá determinar si publica una nueva guía dedicada a la economía circular. Como dice Blaszkowski, “necesitamos hablar con los comités técnicos para entender qué acciones podrían ser importantes”.
El IEC/TC 111 está preparando un estudio que proporciona una visión general del estado actual de la economía circular en todo el mundo con un enfoque específico en la regulación y la normalización. Dicho estudio proporcionará recomendaciones sobre las actividades que el TC 111 debería emprender a corto plazo.
Tanto ACEA como el IEC/TC 111 están colaborando con el ISO/TC 207 Gestión ambiental, que ha establecido un grupo Ad hoc sobre la economía circular. Las posibles actividades conjuntas objeto de debate podrían incluir el desarrollo de conceptos básicos y terminología relacionados con la economía circular. La implementación de una economía circular requerirá la participación de muchos grupos y es probable que tome tiempo educar a todos los segmentos de la sociedad. Como reconoce Koskinen,“es un gran cambio”.