La última COP 25 de Madrid ha servido para reafirmar que la lucha contra el cambio climático es un desafío global que no puede esperar y que debe involucrar a todos. Una veintena de normas UNE específicas en este ámbito ayudan a frenarlo: reduciendo las emisiones, permitiendo adaptarse a sus efectos y alineando una adecuada financiación.
Iván Moya
Responsable de Medio Ambiente y Economía Circular
UNE
La reciente celebración de la COP 25 en nuestro país o la declaración en 2020 de la emergencia climática en nuestro país visibilizan la relevancia nacional e internacional del cambio climático. Representa uno de los retos clave que afrontan los gobiernos, las industrias y los ciudadanos, constituyendo una amenaza para la disponibilidad de los recursos, la producción o la actividad económica en general y, al mismo tiempo, para la biodiversidad y nuestro propio futuro.
En un ámbito en el que se mezclan intereses ambientales y económicos es crucial establecer unas metodologías fiables para la determinación de las emisiones de gases de efecto invernadero y para el establecimiento de unas bases comunes que minimicen sus consecuencias. La transferencia de la visión de las entidades españolas en estas normas se realiza en la Asociación Española de Normalización, UNE, a través del grupo de normalización CTN 216/GT 2 Cambio climático, donde participan centros de investigación, empresas, universidades y representantes de la Administración pública. UNE lleva la voz de los expertos españoles a los foros internacionales y europeos de normalización en los que se elaboran normas clave para mitigar los efectos del cambio climático.
Mitigación
La normalización relacionada con la mitigación del cambio climático, es decir, la propia reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, incluye la cuantificación de emisiones, su validación y verificación y su comunicación.
Cuantificación de emisiones. La Norma UNE-EN ISO 14064-1 especifica los principios y requisitos para la cuantificación de GEI a nivel de organización. Incluye los principios para determinar los límites de la organización y de las operaciones a cubrir en el inventario de GEI, los requisitos para la identificación de las fuentes y sumideros, la selección de la metodología de cuantificación o el cálculo de las emisiones.
Por otro lado, la Norma UNE-EN ISO 14064-2 se centra en los proyectos o actividades diseñadas para reducir las emisiones de GEI, incluyendo los requisitos para la planificación y la implementación del proyecto. Por otro lado, la Norma UNE-EN ISO 14067 permite determinar las emisiones asociadas a un producto o servicio, determinando la huella de carbono asociada a su ciclo de vida.
Validación y verificación. Un elemento clave para dar utilidad a las normas anteriores es definir la forma en la que se verifica y valida la información resultante. La Norma UNE-EN ISO 14064-3 detalla los principios y requisitos para la verificación de las emisiones de GEI, describiendo los elementos del proceso de verificación y validación como el nivel de aseguramiento, los objetivos y alcance o el plan de validación.
Por otro lado, los requisitos que tienen que cumplir los organismos dedicados a realizar dicha verificación se contemplan en la Norma UNE-EN ISO 14065 (actualmente en revisión), que contiene los principios que deben seguir estos organismos. Estos incluyen requisitos generales, como aspectos contractuales o de conflicto de intereses y requisitos específicos, como la estructura y recursos o la gestión de los registros.
Comunicación de la huella de carbono. La forma de comunicar los datos relativos a las emisiones es un factor relevante en el que se centra la Norma UNE-EN ISO 14026, que recoge los requisitos aplicables a la comunicación de huella ambiental de producto, independientemente de que se trate de huella de carbono, huella de agua o de otro aspecto ambiental.
Estas normas se desarrollan en el subcomité 7 Greenhouse gas management and related activities del comité de normalización internacional ISO/TC 207 Environmental management, lo que asegura su alineamiento con los estándares en el ámbito del medio ambiente como las Normas UNE-EN ISO 14040 de análisis de ciclo de vida o la Norma UNE-EN ISO 14020 de etiquetado ambiental. Las normas ISO de cambio climático son adoptadas en el ámbito europeo en su práctica totalidad, así como en España.
Adaptación
Los acuerdos internacionales sobre cambio climático también incluyen un mayor progreso en la adaptación a sus efectos, estableciendo un objetivo global que busca mejorar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático.
En el ámbito europeo, CEN y CENELEC trabajan en la respuesta al Mandato 5262 emitido por la Comisión Europea para dar apoyo a elementos concretos de la Estrategia comunitaria en adaptación al cambio climático. Mediante este Mandato la CE encomienda a los organismos europeos de estandarización que las normas que tratan sobre infraestructuras de energía, infraestructuras de transporte y edificación o construcción tengan en cuenta criterios de adaptación al cambio climático.
El objetivo es revisar normas representativas en cada uno de los tres sectores críticos para incorporar criterios de adaptación abarcando tanto su diseño, como su ejecución y mantenimiento. Adicionalmente se ha desarrollado una guía que permite considerar de forma sistemática criterios de adaptación en la elaboración de cualquier norma.
En el ámbito internacional, el ISO/TC 207/SC 7 también ha iniciado el camino en este campo con la publicación de la Norma UNE-EN ISO 14090, la primera norma internacional sobre adaptación al cambio climático. Esta describe un marco general para la consideración de la adaptación al cambio climático de utilidad tanto para entidades públicas como privadas y es aplicable a organizaciones, comunidades o regiones.
Por otro lado, se encuentran en desarrollo dos normas en este ámbito: la ISO 14091 sobre evaluación de la vulnerabilidad y la ISO 14092 sobre planes de adaptación. La ISO 14091 contribuye a realizar una correcta evaluación de los riesgos relacionados con los impactos del cambio climático. Así, describe cómo entender la vulnerabilidad y cómo desarrollar e implementar una evaluación de los riesgos (actuales y futuros).
Por su parte, la ISO 14092 se centra en los planes locales de adaptación, sirviendo de apoyo a las organizaciones, gobiernos y comunidades locales en el análisis del riesgo, la vulnerabilidad y la capacidad de adaptación al clima en el ámbito local de forma que se alineen, apoyen y faciliten la elaboración e implementación de los planes nacionales de adaptación.
Las normas UNE sobre cambio climático contribuyen al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU:
Metodologías y finanzas
Cuando se realizan actividades de mitigación o adaptación al cambio climático, un punto clave es la metodología que hay que utilizar. Este es el objetivo de la Norma UNE-ISO 14080, que sirve de guía para identificar, evaluar y desarrollar dichas metodologías. La norma establece las bases para que dicha metodología sea fiable, contrastada y compatible con otras metodologías entre sectores o entre niveles dentro de un mismo sector.
Un aspecto cada vez más relevante es el económico, tanto desde el punto de vista de las inversiones que hay que acometer para conseguir los objetivos deseados (ya sea de mitigación o de adaptación) como del efecto que una determinada inversión tiene en la transición a una economía baja en carbono. En esta dimensión se desarrolla la novedosa Norma ISO 14097, que va a establecer los requisitos para evaluar e informar de actividades financieras relacionadas con el cambio climático.
En definitiva, la relación entre cambio climático y normalización tiene un recorrido de más de veinte años que se actualiza conforme a las nuevas necesidades de la sociedad. Cada vez es mayor la implicación de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC) en la normalización internacional, apoyando y participando en el desarrollo de normas para frenar el gran reto que representa el cambio climático.
Para completar una visión global del panorama de normas relacionadas con el cambio climático, a las normas anteriores, que tienen un enfoque horizontal y, por tanto, son aplicables a cualquier tipo de organización o de producto, hay que añadir la existencia de normas de carácter vertical en distintos sectores entre los que podemos encontrar el de los biocombustibles, los aparatos domésticos o los servicios de transporte.
Video. Estándares, aliados contra el cambio climático
Un rol relevante para los desafíos climáticos
Efrén Feliu
Jorge Paz
División de Energía y Medio Ambiente
Tecnalia
El cambio climático es una realidad innegable. La acelerada manifestación de sus efectos está catalizando una mayor sensibilización social y acción institucional tanto en el ámbito de la mitigación (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero), como en lo relativo a la adaptación (respuesta a sus efectos). Esta última está experimentando un importante impulso, aun siendo más compleja por la dificultad para establecimiento de métricas asociadas.
En este marco, el desarrollo de estándares ISO supone un claro apoyo para integración sistemática del riesgo y la adaptación climática en cuestiones cotidianas, así como el avance hacia métricas que permitan evaluar avances de forma comparada.
Todos los bienes y servicios que empleamos en nuestra vida están afectados por el clima y, al mismo tiempo, normalizados por estándares que aseguran su eficiencia. Sin embargo, no podemos seguir diseñando nuestras infraestructuras y ciudades, sin considerar la nueva realidad climática.
El rol de los estándares desarrollados por ISO, CEN o UNE puede ser relevante para responder a este reto. Desde esa convicción, en Tecnalia estamos involucrados de forma activa en los grupos de trabajo que están desarrollando las Normas ISO 14090 (marco general), ISO 14091 (análisis de vulnera bilidad y riesgos) ISO 14092 (gestión de la adaptación en entidades locales), así como en la iniciativa de CEN en normas de energía construcción e infraestructuras.
Aportamos nuestra experiencia en el diseño y desarrollo de servicios climáticos para la adaptación que permitan a planificadores, ingenieros o arquitectos contar proyecciones climáticas contrastadas que puedan requerirse en diferentes normas técnicas. Además, las normas son clave para los procesos de análisis de riesgos y poder dar una respuesta al reto del cambio climático.
Competitividad, eficiencia y sostenibilidad
Nicanor Prendes
Oficina Española de Cambio Climático
Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico
(MITERD)
Cuando los astrónomos J.J. Delambre y P.F. Méchain partían de París, en 1791, para medir el meridiano y establecer una referencia de medida universal (el metro), cimentaron –sin ellos saberlo aún y como el resto de la humanidad– los fundamentos de la ciencia ilustrada y, con ello, los procesos de normalización y calibración, base de toda la tecnología posterior y sus patrones de referencia.
La inclusión, doscientos años después, de protocolos de normalización en normas UNE referidas a la lucha contra el Cambio Climático, y en los que participan varios expertos de la OECC, supone, por una parte, garantizar la competitividad y eficiencia de los productos y procesos industriales que favorezcan y primen la sostenibilidad de los recursos y su tratamiento en el engranaje del nuevo modelo económico.
Además, se garantizan unos adecuados niveles de calidad, seguridad, y reducción de materias y emisiones de gases de efecto invernadero, adaptando y fomentando las mejores tecnologías no contaminantes cuya eficiencia, sostenibilidad y resiliencia se hayan contrastado.
Este proceso de normalización y colaboración, –algo complejo por su carácter multisectorial, con la participación y consenso de todas las partes implicadas y con gran impacto económico y social– tiene por finalidad regular y potenciar las líneas estratégicas más eficientes, tanto de materiales como de la industria, evitando la disgregación del mercado y los excedentes tecnológicos (minimizándose residuos, coste y riesgos). Todo ello canalizado a través de la Asociación Española de Normalización, UNE, cuya designación por la Administración pública garantiza y avala la transparencia, calidad y trazabilidad del producto final.