CTN-UNE 56 Comité UNE de Madera y corcho

El Comité UNE de Madera y corcho (CTN-UNE 56) es el comité técnico que, desde 1986, se encarga de la normalización de multitud de productos de madera y corcho, tales como la madera en rollo, de trituración y aserrada; las chapas y tableros de madera; la resina de coníferas; las carpinterías de huecos y de armar, y muebles de madera integrados en obra; los revestimientos e instalaciones en madera y corcho; la carpintería y muebles modulares de cocina y baño; las puertas de madera para interiores; la protección de la madera frente a agentes bióticos; el corcho y sus derivados, incluyendo terminología, características y métodos de ensayo; quedando fuera de su campo de actividad los envases y embalajes de madera, y las ventanas de madera.

La Asociación de Investigación Técnica de las Industrias de la Madera (AITIM) es responsable de la secretaría del CTN-UNE 56, siendo David Lorenzo Fouz su presidente. El comité cuenta con 18 vocalías, siendo estas principalmente asociaciones sectoriales, administración, empresas, centros de investigación, laboratorios, universidades y profesionales a título individual.

El CTN-UNE 56 cuenta, por tanto, con una composición equilibrada de todos los grupos de interés y agentes involucrados en el sector de la madera y el corcho.

Por un lado, el trabajo del CTN-UNE 56 se centra en el seguimiento de los trabajos europeos e internacionales de los comités de CEN e ISO relacionados con los productos de madera y corcho, con los productos protectores de la madera y con las estructuras de madera, donde participan varios expertos españoles en diversos grupos de trabajo. Y, por otro lado, se encarga de la adopción de normas europeas y elaboración de normas netamente nacionales UNE que, en la actualidad, conforman un catálogo de 340 documentos. Hay que destacar el número de normas nacionales que facilitan aspectos como la determinación de características físico-mecánicas de la madera, su clasificación visual, la colocación de suelos de madera, el ensayo de muebles de cocina o la actuación en cascos urbanos afectados por termitas, entre otros aspectos; así como el hecho de que muchas de estas normas complementan eficazmente a las normas europeas de producto correspondientes.

Las normas que cubren los productos dentro del campo de actividad del CTN-UNE 56 juegan un papel fundamental a la hora de facilitar la aplicación de legislación tanto nacional como europea.

En el ámbito nacional son numerosas las normas que se encuentran citadas en textos reglamentarios, como diversos Documentos Básicos del Código técnico de la edificación, el Reglamento electrotécnico para baja tensión, el Reglamento sobre condiciones técnicas y garantías de seguridad en líneas eléctricas de alta tensión, o el Real Decreto 842/2013, de 31 de octubre, por el que se aprueba la clasificación de los productos de construcción y de los elementos constructivos en función de sus propiedades de reacción y de resistencia frente al fuego.

En Europa, muchos productos de madera están cubiertos por el Reglamento Europeo de Productos de Construcción nº305/2011, que establece las condiciones para su comercialización en los Estados miembro y cuentan con normas armonizadas a tal efecto. Esto implica la obligatoriedad para el fabricante de dichos productos de emitir una declaración de prestaciones en la que se indique la conformidad del producto con las prestaciones declaradas, conforme a los requisitos básicos de las obras de construcción y las características esenciales identificadas en la correspondiente solicitud de normalización. Asimismo, el fabricante está también obligado a fijar el marcado CE sobre los productos.

La normalización es fundamental para el sector de la madera en cuanto que facilita a los fabricantes la comercialización de los productos tanto dentro del mercado europeo como para la exportación internacional, gracias a las normas de producto armonizadas. A los usuarios les proporciona la confianza necesaria en cuanto a la seguridad y calidad de los productos empleados.

Por su parte, los instaladores obtienen la ayuda y el conocimiento técnico necesario para realizar su trabajo con garantías de un resultado de calidad y acorde las expectativas de satisfacción de los clientes finales. En cuanto a las Administraciones públicas, facilita la elaboración de pliegos de condiciones y legislación. Y, en el caso de los laboratorios de ensayo, proporciona métodos normalizados para los diversos tipos de productos.

La madera es un material de origen natural, renovable y con una huella de carbono negativa, aspecto fundamental en el contexto de la descarbonización actual. Este principio siempre ha estado presente entre nosotros, pero es ahora cuando hemos tomado verdadera conciencia de su dimensión, que se extiende a todos los ámbitos económicos y sociales.

En España existe una gran tradición en la utilización de la madera y sus productos derivados para diversas aplicaciones, entre las que destaca la construcción. Esto ha llevado a que exista un sector importante de fabricantes de madera y sus productos derivados (tableros, laminados, etc.). El sector ha tenido un desarrollo muy destacado en estos últimos tiempos, que se ha plasmado en la innovación aplicada a muchos de sus productos, lo cual ha tenido que reflejarse en la normativa asociada.

Es por ello, que los productos de madera tienen que ofrecer las máximas garantías de seguridad, eficacia, calidad y responder a los más rigurosos estándares. Las normas juegan un notable papel en la consecución de estos objetivos.

El CTN-UNE 56 lleva muchos años prestando servicio al sector de la madera mediante la elaboración de normas, tanto nacionales como procedentes de la transposición de normas europeas, contribuyendo a la gran tarea de proporcionar normas que ofrezcan alcanzar los niveles de máximas garantías de eficacia, calidad y seguridad que exige la regulación de los productos de madera.

En el CTN-UNE 56 participa activamente una parte representativa de este sector empresarial, pero también se incluyen en él expertos procedentes de universidades, centros de investigación y la Administración, además de los servicios de UNE. Todo ello garantiza que la actividad normalizadora de la madera se lleve a cabo teniendo en cuenta a todas las partes implicadas.