Normas para afrontar el reto climático

Las normas UNE ayudan a todo tipo de organizaciones a dirigir sus estrategias climáticas globales en la dirección adecuada para alcanzar sus objetivos en este ámbito. Economía circular, biodiversidad, eficiencia energética, finanzas sostenibles o compra verde son algunas áreas en las que la normalización impulsa la transición ecológica.

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Etiquetas: Sosteniblidad

Opinión

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El reto de lograr el net zero

Fernando Segarra
Coordinador Técnico Cambio Climático
AENOR

En el actual mundo global nos enfrentamos al que probablemente sea el mayor reto en materia de sostenibilidad.

Opinión

Los efectos del cambio climático se están acelerando, siendo evidente la necesidad de  ...

Normas para adaptarse al cambio climático

Efrén Feliu Torres
Gerente de Adaptación al Cambio Climático
TECNALIA

Los efectos del cambio climático se están acelerando, siendo evidente la necesidad de intensificar la adaptación sin desatender la imperiosa urgencia de la descarbonización.

Iván Moya
Responsable de Transición ecológica
UNE

La normalización contribuye a dirigir en la dirección adecuada las acciones climáticas globales y locales mediante normas técnicas que contienen directrices útiles para todo tipo de entidades, ya sean privadas o públicas, de menor o mayor tamaño e independientemente de su actividad.

 

Ampliando el foco, las normas técnicas proporcionan pautas y directrices para planificar, mejorar y comunicar el comportamiento ambiental de sus actividades y sus productos. Existen numerosas áreas de normalización que impulsan la transición ecológica: desde la economía circular, hasta la biodiversidad, pasando por la eficiencia energética, la movilidad y las finanzas sostenibles o la compra verde. Como no puede ser de otra forma, el cambio climático se incluye en estas líneas de actuación y lo hace con un protagonismo especial, abarcando proyectos de normalización concretos y estrategias dirigidas a todo el sistema de normalización.

La Declaración de Londres establece las bases para proporcionar el máximo soporte del sistemade normalización de ISO a los objetivos climáticos

Declaración de Londres de ISO

Además de las normas técnicas en el ámbito de las emisiones y la adaptación al cambio climático que se tratan a continuación, hay que destacar una iniciativa que abarca todo el sistema de normalización de ISO, la Declaración de Londres. Esta declaración y su correspondiente plan de acción pretenden reforzar la contribución de las normas internacionales al desafío climático mediante dos objetivos: considerar activamente la ciencia del clima en todas las normas nuevas y revisadas y facilitar la participación de la sociedad y agentes vulnerables al cambio climático en la actividad de normalización. Su plan de acción, que culmina en 2023, incluye:

 

Profundizar en la comprensión de qué normas ISO tienen el mayor potencial para apoyar la acción climática.

 

Identificar cuáles son las necesidades del mercado respecto a normas internacionales relacionadas con la acción climática.

 

Determinar cómo se pueden mejorar los procesos de desarrollo de estándares para considerar sistemáticamente los impactos climáticos y responder a las necesidades del mercado de manera oportuna.

 

Además, se incluye como punto de acción aumentar la relación con otras organizaciones y alianzas en este ámbito, tal y como ya se ha hecho integrando a UNFCCC en la elaboración de las normas técnicas.

 

La Declaración de Londres establece las bases para proporcionar el máximo soporte del sistema de normalización de ISO a los objetivos climáticos. Actualmente este soporte se proporciona a través de normas reconocidas internacionalmente que se tratan a continuación.

Mitigación

La actuación más directa en la lucha contra el cambio climático, la reducción en la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos requiere como elemento clave una cuantificación inequívoca de las emisiones que permita identificar de forma fiable cuáles son las emisiones asociadas a una actividad o a un producto/servicio y cuáles son esas emisiones después de aplicar medidas de reducción. La normalización relacionada con la mitigación del cambio climático proporciona herramientas para la cuantificación de emisiones, su validación/verificación y su comunicación.

 

La Norma UNE-EN ISO 14064-1 especifica los principios y requisitos para la cuantificación de GEI a nivel de organización. Incluye los principios para determinar los límites de la organización y de las operaciones a cubrir en el inventario de GEI, los requisitos para la identificación de las fuentes y sumideros, la selección de la metodología de cuantificación o el cálculo de las emisiones. Por otro lado, la Norma UNE-EN ISO 14067 permite determinar las emisiones asociadas a un producto o servicio, determinando la huella de carbono asociada a su ciclo de vida. Completando estos enfoques, la Norma UNE-EN ISO 14064-2 se centra en los proyectos o actividades diseñadas para reducir las emisiones de GEI, incluyendo los requisitos para la planificación y la implementación del proyecto.

Verificación y validación

Un elemento clave para dar utilidad a las normas anteriores es definir la forma en la que se verifica y valida la información resultante. La Norma UNE-EN ISO 14064-3 detalla los principios y requisitos para la verificación de las emisiones de GEI, describiendo los elementos del proceso de verificación/validación como el nivel de aseguramiento, los objetivos y alcance o el plan de validación.

Por otro lado, los requisitos que tienen que cumplir los organismos dedicados a realizar dicha verificación se contemplan en la Norma UNE-EN ISO 14065 (actualmente en revisión), que contiene los principios que deben seguir estos organismos. Estos incluyen requisitos generales, como aspectos contractuales o conflicto de intereses y requisitos específicos, como la estructura y recursos o la, gestión de los registros. Es destacable que esta norma amplió su alcance desde el ámbito de las emisiones para cubrir todo tipo de información ambiental.

 

Asimismo, cuando se realizan actividades de mitigación o adaptación al cambio climático, un punto clave es la selección o el desarrollo de la metodología que hay que utilizar. Este es el objetivo de la Norma UNE-ISO 14080, que sirve de guía para identificar, evaluar y desarrollar dichas metodologías. La norma establece las bases para que dicha metodología sea fiable, contrastada y compatible con otras metodologías entre sectores o entre niveles dentro de un mismo sector.

 

Las normas comentadas hasta aquí, de aplicación por cualquier tipo de organización, se complementan con normas sectoriales, como la Norma ISO 14083, actualmente en desarrollo que proporciona pautas específicas para la cuantificación de emisiones en el sector del transporte.

 

Junto con el propio cálculo de las emisiones, la forma de comunicar los datos relativos a estas emisiones es un factor igualmente relevante en el que se centra la Norma UNE-EN ISO 14026, que recoge los requisitos aplicables a la comunicación de huella ambiental de producto, independientemente de que se trate de huella de carbono, huella de agua o de otro aspecto ambiental.

 

Es destacable que estas normas se desarrollan en el mismo órgano de normalización que las Normas UNE-EN ISO 14040 de análisis de ciclo de vida o la Norma UNE-EN ISO 14020 de etiquetado ambiental, por lo que se asegura el alineamiento con estas.

Cero emisiones netas y neutralidad en carbono

Especial mención merecen los trabajos de normalización dedicados a estos dos conceptos. Por un lado, destaca el estándar ISO IWA 42 que proporciona directrices para que las organizaciones realicen la transición hacia el cero neto de forma coherente y eficaz. Establece definiciones clave, como el propio término de cero neto, que pone el foco en priorizar la reducción de emisiones aplicando medidas de eliminación de gases de la atmósfera solo sobre las emisiones residuales. El estándar contiene pautas tanto para las organizaciones que se proponen llegar al cero neto como para las organizaciones que dictan políticas, legislación, acuerdos o marcos con este objetivo. El documento combina distintas iniciativas en este ámbito, haciendo referencias constantes al GHG Protocol, a documentos del UNFCCC, a normas ISO, entre otras fuentes.

 

En este ámbito se está desarrollando la Norma ISO 14068 que establece los principios para alcanzar y demostrar la neutralidad en carbono, entiendo por carbono el conjunto de gases de efecto invernadero. Si bien en un principio la norma establecía que la neutralidad en carbono podía conseguirse haciendo un uso extensivo de la compensación de emisiones, los últimos borradores acercan el concepto al de cero emisiones netas. Por tanto, queda por delante la tarea de definir la divergencia o convergencia de ambos enfoques, tarea que será objeto de análisis en los próximos meses.

Los impactos del cambio climático son ya una realidad que aumentará en los próximos años y que afectará a aspectos como los transportes, la agricultura, las viviendas, las redes de comunicación o la producción de energía

Adaptación al cambio climático

Los impactos del cambio climático son ya una realidad que aumentará en los próximos años y que afectará a aspectos como los transportes, la agricultura, las viviendas, las redes de comunicación o la producción de energía. La adaptación al cambio climático es un elemento clave para minimizar estos impactos. Esto se refleja en los acuerdos internacionales sobre cambio climático que, junto con medidas más intensas para reducir las emisiones, incluyen un mayor progreso en la adaptación a sus efectos, estableciendo un objetivo global que incluye mejorar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático.

 

También en el ámbito de la adaptación al cambio climático la normalización suma esfuerzos para proporcionar herramientas estratégicas y fiables que faciliten implantar medidas eficaces y a cumplir los objetivos de desarrollo sostenible en este ámbito. La Norma UNE-EN ISO 14090 es la primera norma internacional sobre adaptación al cambio climático. Describe un marco coherente, estructurado y práctico para la adaptación al cambio climático, útil para prevenir o minimizar el daño que puede causar el cambio climático en las actividades de las organizaciones. La aplicación de este enfoque permite considerar adecuadamente la adaptación al cambio climático en todo el espectro de actuación de la organización como el diseño, implementación o actualización de sus políticas, estrategias o actividades.

 

Es destacable que la aplicación de esta norma contribuye a demostrar a las partes interesadas que el enfoque de una organización para la adaptación al cambio climático es adecuado y fiable, aportando, asimismo, credibilidad frente a entidades relacionadas con la adquisición, inversión o la contratación de seguros de la organización. La norma contempla, por tanto, no solo el desarrollo de medidas de adaptación sino también la comunicación de estas medidas de una forma verificable. Además, su enfoque es no lineal, de forma que puede ser utilizado tanto por organizaciones que se plantean primera vez la adaptación al cambio climático, como por aquellas que ya han dado pasos en este sentido o cuentan con una experiencia relevante en adaptación.

Las normas en el ámbito del cambio climático contribuyen al cumplimiento de los siguientes ODS de  ...

Las normas en el ámbito del cambio climático contribuyen al cumplimiento de los siguientes ODS de la ONU

Evaluación de riesgos

Por otro lado, la Norma UNE-EN ISO 14091  da pautas para realizar una correcta evaluación de los riesgos relacionados con los impactos del cambio climático. Así, describe cómo entender la vulnerabilidad y cómo desarrollar e implementar una evaluación de los riesgos (actuales y futuros). Por su parte, la Norma UNE-ISO/TS 14092 se centra en los planes locales de adaptación, sirviendo de apoyo a las organizaciones, gobiernos y comunidades locales en el análisis del riesgo, la vulnerabilidad y la capacidad de adaptación al clima en el ámbito local de forma que se alineen, apoyen y faciliten la elaboración e implementación de los planes nacionales de adaptación. Esta serie la completa la Norma ISO 14093, actualmente en elaboración, que proporciona una metodología para canalizar la financiación en cambio climático desde los organismos nacionales a las autoridades subnacionales.

 

Asimismo, la Comisión Europea, en apoyo a la Estrategia Europea de Adaptación al Cambio Climático, ha solicitado a los organismos de normalización una revisión de las normas vinculadas a infraestructuras críticas (energía, transporte, edificación y telecomunicaciones) para introducir criterios de adaptación a los nuevos escenarios climáticos entre sus requisitos. Este trabajo incluye la consideración de la adaptación en los Eurocódigos y los primeros pasos para el desarrollo de normas sobre soluciones de adaptación concretas.

La visión de las entidades españolas en las normas relacionadas con el cambio climático se canaliza a través del grupo de UNE CTN 216/GT 2, donde hay representación de empresas privadas, centros de investigación, Administración pública y universidades

Taxonomía y Finanzas sostenibles

La financiación de actividades sostenibles es uno de los impulsos más relevantes que se está desarrollando actualmente en materia de sostenibilidad ambiental y encuentra, también en este ámbito el apoyo de la normalización. Un ejemplo de ello es el Reglamento 2020/852 que busca redirigir los flujos financieros hacia actividades sostenibles estableciendo una taxonomía europea de actividades que tienen potencial para contribuir a seis objetivos ambientales clave y los requisitos necesarios para ello. Estos seis objetivos ambientales se desarrollan en actos delegados, estando el primero de ellos dedicado a la mitigación y la adaptación al cambio climático. La taxonomía cita varias normas técnicas como una de las vías para evaluar la contribución sustancial de estas actividades al objetivo climático, así como para evaluar el principio de no causar daño significativo al resto de objetivos.

 

Otro ejemplo en el ámbito climático lo encontramos en la Norma ISO 14097 que establece los requisitos para evaluar e informar de actividades financieras relacionadas con el cambio climático tanto desde el punto de vista de las inversiones a acometer para conseguir los objetivos deseados (ya sea de mitigación o de adaptación) como del efecto que una determinada inversión tiene en la transición a una economía baja en carbono.

Contribución española

La visión de las entidades españolas en todas las normas referenciadas hasta aquí se canaliza a través del grupo de normalización de cambio climático de UNE, CTN 216/GT 2, donde hay representación de empresas privadas, centros de investigación, Administración pública y universidades. La participación en el grupo está abierta a aquellas entidades interesadas en conocer estos estándares, acceder a los borradores en elaboración y participar en su desarrollo.

Opinión

Opinión

El reto de lograr el net zero

Fernando Segarra
Coordinador Técnico Cambio Climático
AENOR

En el actual mundo global nos enfrentamos al que probablemente sea el mayor reto en materia de sostenibilidad. Se trata de lograr el Cero Neto en las emisiones de GEI para 2050, o lo antes posible, en sintonía con no superar el +1.5 ºC de temperatura (sabiendo que ya hemos superado el grado) y evitar las consecuencias del cambio climático de las que nos alerta la ciencia e IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). Es importante que todos los actores implicados, empresas, organizaciones de gobernanza (gobiernos, reguladores, organismos, etc.) tengamos la misma concepción de qué es Cero Neto de GEI a medio-largo plazo, evitando que este término quede desvirtuado.

 

El nuevo documento de Directrices para Net Zero publicado por ISO, presentado en la reciente COP 27 en Egipto, pretende ser una referencia y ayuda para este fin, promoviendo la mayor ambición climática posible. Así, contempla todas las emisiones de GEI, tanto directas como indirectas, en la cadena de valor de una organización.

 

Hay dos aspectos importantes que quisiera destacar. Por un lado, este documento pretende alinearse con las Normas de la serie ISO 14060, vigentes o en elaboración, así como otros referenciales internacionales como SBTi (Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia) y GHG Protocol, contemplando dentro de los objetivos de cero neto las emisiones directas e indirectas.

 

Por otro lado, y más relevante, la definición de Net Zero pone el foco en la descarbonización a través de la reducción de las emisiones GEI y planes de mitigación; y son aquellas emisiones que permanezcan (denominadas emisiones residuales) las que se compensen a través de remociones, logrando ese balance neto equilibrado lo antes posible, no más allá den 2050. Esta es la hoja de ruta para evitar el no deseable greenwashing y contribuir al logro de objetivos. La sostenibilidad socioambiental y nuestro futuro nos va en ello.

Opinión

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Normas para adaptarse al cambio climático

Efrén Feliu Torres
Gerente de Adaptación al Cambio Climático
TECNALIA

Los efectos del cambio climático se están acelerando, siendo evidente la necesidad de intensificar la adaptación sin desatender la imperiosa urgencia de la descarbonización. A diferencia de la mitigación, en la que las metodologías objetivas para medir la reducción de emisiones han alcanzado madurez y consenso, la adaptación al cambio climático tiene todavía un interesante recorrido para avanzar en la armonización de aproximaciones metodológicas y técnicas aplicables. El tratamiento y uso de la información climática, la operacionalización del análisis de los componentes del riesgo (amenaza, exposición y vulnerabilidad), o la definición de métodos y métricas para cuantificar la reducción del riesgo, son algunos de los ámbitos en los que es necesario generar consenso a nivel internacional, de manera que los avances en adaptación sean comparables en diferentes geografías, escalas y sectores.

 

La actividad que se está desarrollando en materia de adaptación climática desde el mundo de la normalización y los estándares está contribuyendo definitivamente a esa necesaria armonización. Para ello, se está contando con la contribución de agentes implicados en actividades científico-tecnológicas en esta materia, que permiten incorporar el dinámico estado del arte al desarrollo de estándares y normas.

 

Estos avances han de continuar, manteniendo la implicación de agentes diversos y la colaboración público-privada. Ello redundará en afianzar la toma de decisiones informada, basada en fundamentos robustos, viabilizando la gestión adaptativa y generalizando el principio de precaución, necesarios para gestionar las incertidumbres asociadas al riesgo climático.

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