"La normalización aporta confianza y competitividad"

Si pudiéramos resumirlo en dos palabras, diríamos confianza y competitividad. La normalización supone un importante apoyo para la legislación desarrollada en distintos campos en torno a la alimentación. Principalmente, nuestra industria es facilitadora de un producto vital y, en este contexto, es imprescindible garantizar una oferta segura y de calidad adaptada a todos los tipos de consumidores.

La normalización, en aquellos ámbitos en los que no existe legislación, permite la armonización, básica para garantizar la unidad de mercado, exportación, metodologías de análisis y toma de muestras, trazabilidad, inocuidad de los alimentos… Es decir, sin ella, sería muy difícil el desarrollo de la actividad industrial alimentaria.

Precisamente, contar con normas, estándares y otros mecanismos de información supone una garantía para el consumidor, que sabe que opta a una oferta segura y de calidad. Pero también para las propias empresas, pues proporciona una herramienta en favor de la transparencia y el aumento de la competitividad de las compañías.

Nuestro sector es muy complejo y diverso, con una gran variedad de productos y procesos objeto de normalización. Por ello, todas las normas existentes son esenciales, porque sin ellas un sector tan potente en España como es el alimentario vería muy mermada su competitividad.

Dada la apuesta firme por la calidad, podríamos destacar toda la normativa que se está creando en torno a la autenticidad alimentaria. Esto es, detectar y evitar fraudes, una prioridad para la integridad de los consumidores y del propio sector, garantizando la salud pública, competencia leal entre operadores y buen posicionamiento de nuestro país en el exterior. Nos referimos a aspectos relacionados con información al consumidor, trazabilidad, composición de los alimentos o ingredientes, su calidad y seguridad. Especialmente destacamos toda la normativa sobre métodos de análisis, que permite el avance en investigación y técnica analítica, garantizando una industria veraz y transparente, fundamental para un sector tan sensible como el alimentario.

Todo este desarrollo normativo, en línea con algunos ODS de Naciones Unidas, implicarán un trabajo más profundo en cuanto a ordenación y gestión de los datos, pero también contar con una terminología armonizada.

La actividad de UNE es esencial para servir a los intereses de la sociedad en general, pues garantiza espacios de diálogo y colaboración entre expertos de organizaciones para incrementar la excelencia empresarial. Gracias a esta labor, la normalización y evaluación de la conformidad ha ido avanzando al mismo tiempo que el desarrollo de la propia industria, creando un marco de certidumbre y seguridad para las empresas.

Desde FIAB, reconocemos especialmente toda la contribución a fortalecer la imagen del sector español en el exterior, vinculado al reconocimiento de la calidad de nuestro país, y que ha resultado muy beneficiosa para la expansión internacional.

La alimentación es uno de los sectores más regulados. Sin embargo, la evolución del ámbito científico, así como de los hábitos de consumo y requerimientos de los consumidores, hace de la industria de alimentos y bebidas un sector en constante desarrollo. El rápido avance de la industria para ofrecer a los ciudadanos todas las posibilidades de consumo requerirá de un desarrollo normativo paralelo. Por ejemplo, en materia de innovación, con la integración de nuevos alimentos e ingredientes, muchos aún no comercializados en Europa.

En España y Europa ya se cuenta desde hace tiempo con estándares elevados de calidad y seguridad. Así, el futuro de la normalización, además de persistir en la vigilancia en la lucha contra el fraude, reforzará la actuación empresarial en aquellos retos más inmediatos para el sector: soluciones que sean sostenibles, pero también viables y competitivas.