Cuenta con más de 375 normas vigentes y a lo largo de 2025 tiene previsto publicar 65 más. Son fundamentales para garantizar la interoperabilidad, eficiencia e innovación en el transporte ferroviario.
El 24 de noviembre de 1844, una terna de ingenieros de caminos, presididos por su inspector general, Juan de Subercase, vio publicado un Real Decreto con el informe por el que pasaron a la posteridad: el Informe Subercase.
El Comité UNE de Aplicaciones ferroviarias (CTN-UNE 25) desempeña un papel fundamental en la normalización del sector ferroviario, que es clave para la sostenibilidad del transporte en España y en Europa. Tiene un enfoque que abarca desde infraestructuras hasta material rodante, incluyendo los transportes urbanos por ferrocarril y, en particular, los vehículos y las instalaciones fijas, excepto los aspectos eléctricos y electrónicos que afectan a este medio de transporte. Asimismo, participa de forma activa en iniciativas para garantizar la interoperabilidad, la eficiencia y la innovación en el transporte ferroviario, en consonancia con las políticas de movilidad sostenible de la Unión Europea (UE).
El CTN-UNE 25 agrupa a 40 vocalías representativas de Administraciones públicas, empresas privadas, universidades, laboratorios, fabricantes, usuarios y centros de investigación, garantizando una perspectiva inclusiva y multidisciplinar. La Asociación de Acción Ferroviaria, CETREN, desempeña la secretaría del Comité desde su creación.
Su estructura está dividida en cuatro Subcomités y un Grupo de Trabajo:
El CTN-UNE 25 demuestra su firme compromiso con el desarrollo y fomento del sector ferroviario, manteniendo más de 375 normas publicadas y vigentes, y trabajando activamente en el desarrollo de nuevas normas: hasta 65 se publicarán durante 2025.
El CTN-UNE 25, como Comité espejo del CEN/TC 256 e ISO/TC 269, actúa como puente entre las normativas nacional, europea e internacional, contribuyendo a la armonización global de estándares.
En el marco europeo, CTN-UNE 25 y CEN/TC 256 trabajan bajo la Directiva de Interoperabilidad 2016/797, que establece los requisitos para garantizar que los sistemas ferroviarios sean interoperables, seguros y eficientes en toda la UE. Además, ambos Comités colaboran estrechamente con la Comisión Europea y la Agencia Ferroviaria de la UE para desarrollar normas armonizadas que faciliten la aplicación de esta Directiva.
En el ámbito internacional, hay que señalar la participación y seguimiento por parte de los expertos y vocalías de CTN-UNE 25 en el desarrollo de normas que se migran desde Europa hacia ISO, abordando los desafíos que esto plantea, como la adaptación a diferentes contextos regulatorios y tecnológicos. Esta migración es crucial para establecer un marco común que beneficie al sector ferroviario en mercados globales.
El transporte ferroviario es un pilar esencial en las políticas de sostenibilidad de la UE. La Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente de la Comisión Europea establece como objetivos: triplicar el tráfico de trenes de alta velocidad y duplicar del tráfico de trenes de mercancías para 2050, como parte de los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover una movilidad más verde.
En este contexto, las normas armonizadas desarrolladas por el CEN/TC 256 desempeñan un papel crítico. Estas normas no solo garantizan la interoperabilidad técnica, sino que también establecen requisitos para la eficiencia energética y la integración de tecnologías innovadoras, como el hidrógeno.
La transición hacia una economía baja en carbono ha puesto el foco en las tecnologías de hidrógeno como una solución prometedora para el transporte ferroviario. Los trenes impulsados por hidrógeno ofrecen una alternativa sostenible al diésel en líneas no electrificadas, reduciendo significativamente las emisiones contaminantes.
El CTN-UNE 25 colabora activamente con organismos europeos para el desarrollo de normas que permitan la adopción segura y eficiente de estas tecnologías. Esto incluye estándares para almacenamiento, distribución y uso de hidrógeno en el sector ferroviario, consolidando su papel como catalizador de la innovación.
La migración de normas europeas a ISO plantea retos significativos. Uno de los principales es mantener la coherencia técnica y el equilibrio entre las necesidades regionales y globales. Además, la inclusión de tecnologías emergentes requiere un enfoque flexible que permita actualizar las normas de manera ágil.
El CTN-UNE 25 enfrenta estos desafíos mediante una colaboración activa con sus homólogos europeos e internacionales, promoviendo la transparencia y el consenso en el proceso de normalización.
El CTN-UNE 25 y los órganos de trabajo europeos e internacionales de los que es espejo son un ejemplo destacado de cómo la normalización puede impulsar la sostenibilidad y la innovación en el sector ferroviario. A través de su trabajo, este Comité no solo contribuye a la mejora del transporte ferroviario en España, sino que también refuerza el liderazgo europeo en la transición hacia una movilidad más verde y eficiente.
En un momento en que el ferrocarril está llamado a desempeñar un papel central en la lucha contra el cambio climático, la labor del CTN-UNE 25 es esencial para garantizar que las políticas y tecnologías del sector cumplan con los objetivos de sostenibilidad, interoperabilidad y competitividad global.
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Ignacio Meana Martínez
Sara Trenas Castro
El 24 de noviembre de 1844, una terna de ingenieros de caminos, presididos por su inspector general, Juan de Subercase, vio publicado un Real Decreto con el informe por el que pasaron a la posteridad: el Informe Subercase.
Este documento, el primero que trató de regular los ferrocarriles en nuestro país, es ampliamente conocido porque en él se fijaba y justificaba el ancho de vía que hoy llamamos ibérico, español, e incluso castizo.
Muchos, todavía hoy, critican aquella supuesta falta de visión a largo plazo, obviando no solo las condiciones y el momento, sino también el resto del contenido, que incluía cuestiones técnicas y financieras básicas que ponían orden en las solicitudes de concesiones que se agolpaban desde 1829 y conformando una base sólida para la futura Ley de Ferrocarriles de 1855.
Y lo hizo bebiendo de fuentes europeas tanto en cuestiones técnicas como de gestión, incluyendo modelos puramente privados como ocurría en la Gran Bretaña más victoriana; otros basados exclusivamente en iniciativa pública como en Bélgica, e incluso alentando otras modalidades mixtas. Ellos, en pleno siglo XIX, también tuvieron a Europa como referente.
El CTN-UNE 25 atiende, bajo el paraguas semántico de Aplicaciones Ferroviarias unas necesidades básicas para un mercado tan complejo y multidisciplinar como el ferrocarril, teniendo como referencia el desarrollo normativo europeo y la defensa de los intereses nacionales.
Seguimos trabajando, pues, en la senda regulatoria que hace 180 años marcaron nuestros ancestros, con el objetivo de influir en las normas europeas, buscando el compromiso, entre una necesaria flexibilidad, atractivo para un sector ferroviario abierto e innovador, y la rigidez de los pilares irrenunciables: la seguridad, la sostenibilidad y la eficacia.